Desgraciadamente esto no sucede en todos los casos, como demuestra el hecho de que muchas personas utilicen el neologismo la jueza, miami heat camisetas 2017 en lugar de utilizar la juez como indica claramente el DRAE. Pero claro, esto sería como introducir un as en la manga de nuestro compañero de juego de póker y acusarle seguidamente de tramposo. Ante esta realidad sólo cabe lamentarse, ya que no puede dejarse de reconocer el derecho que a todos nos asiste de hablar como a cada uno le venga en gana. La primera posibilidad es feminizar la forma masculina, siguiendo el modelo amigo-amiga, pintor-pintora que es, ciertamente, el más frecuente en nuestra lengua.
La segunda posibilidad es comunizar la forma masculina, tomando como modelo palabras de género común, como periodista, testigo, amante. La tercera posibilidad es androginizar la forma masculina, tomando como modelo palabras de género masculino pero que no comportan marca de sexo, al estilo de bebé, personaje, ser. El cambio de modelo implica que cada persona tiene que participar de forma voluntaria, organizarse en casa. En esta frase, cualquier mente lingüísticamente sana capta la palabra hombre en su sentido genérico, es decir, valiendo por persona. De forma análoga a la frase de Cela, aquí es la palabra espermatozoides la que, por contraste, otorga a político el significado de político varón.
Decía Romanones que lo primero para ser político es tener una buena voz; y una buena voz nace siempre, en los varones, de unos espermatozoides peleones y bravitos. Aunque indemostrable, no es arriesgado suponer que quien bautizó por primera vez a los géneros gramaticales con los adjetivos masculino y femenino, lo hizo así pensando que el primero era propio del varón y el segundo de la mujer. Dice Fernando Franco que «hay que rodar la primera película como si fuese la última». La primera, obispa, parece aceptable, a diferencia de las otras dos que no lo parecen. A diferencia del caso anterior, ahora la palabra político no tiene marca de sexo, alude a cualquier político, mujer o varón. Es un hecho que, cuando un hablante necesita una palabra que todavía no existe en la lengua ordinaria, su tendencia natural le lleva a crear un neologismo actuando por analogía con otras palabras parecidas.
Lo que aquí ha sucedido, en realidad, es que nuestra imaginaria feminista, al escuchar a Hölderling, ha incurrido en sexismo del oyente por haber interpretado como sexista una frase que no lo era. Tampoco Umbral puede ser acusado de haber incurrido en sexismo lingüístico (aunque esto es algo discutible, ya que depende del oyente; personalmente estimo que hay aquí salto semántico). Esto nos da luz acerca del caso anterior y nos permite concluir que el autor de un crucigrama tal ha demostrado no tener sensibilidad feminista. Pero lo que está muy claro es que con esta frase Umbral no ha mostrado tener la menor sensibilidad feminista.
Como último ejemplo analizaremos la siguiente frase de Francisco Umbral, perteneciente a su artículo «El dandy y la beata» (El Mundo, 25.02.95, camiseta miami heat manga corta pág. Al eliminar la palabra mujer ha desaparecido el contraste que nos llevaba a interpretar político como político varón en la frase inicial. Ahora bien, antes de ponerse a crear un neologismo el hablante debe consultar un diccionario, preferiblemente el de la Real Academia, para asegurarse de que, efectivamente, no hay palabra para resolver su problema. Ahora bien, cabría objetar a lo que acabo de decir que, con esta propuesta, hemos falseado la intención de Cela, ya que él quería referirse precisamente a los varones y sólo a ellos.